Entre el mar del Golfo y los montes de Dorgali
Desde Cala Gonone vive la auténtica Cerdeña: el mar paradisíaco del Golfo de Orosei y las montañas de Dorgali. A pocos kilómetros está la verdadera y única esencia de la isla.
El mar del Golfo de Orosei delimitado al norte por Punta Nera y al sur por Capo de Monte Santo. La parte meridional del Golfo, a la que pertenece la localidad de Cala Gonone, se caracteriza por una alta cadena de montañas calcáreas, recubiertas de bosques y vegetación mediterránea. Acantilados sobre el agua delimitados por calas muy blancas y un mar azul
Detrás de Cala Gonone está el Monte Irveri que protege la región desde el norte, uniéndose a la cadena del Monte Bardia y del Monte Tului y creando un amplio anfiteatro natural que quedó aislado del interior gracias a los altos bastiones de roca, que lo han hecho inaccesible durante siglos.
La total falta de asentamientos urbanos y carreteras costeras hace que esta costa sea una de las más interesantes desde el punto de vista naturalístico y ambiental. No menos interesante es el Supramonte, con sus monumentos naturales de gran belleza como la Gola de Gorroppu, entre los cañones má altos y grandes de Europa, el misterioso pueblo nurágico de Tiscali, el altiplano de Doinanicoro, una meseta cárstica de 3 km2 a 900 m de altitud.
Esta área de montaña es uno de los templos de los excursionistas amantes del trekking, de la flora y la fauna salvaje. El clima suave y templado durante gran parte del año hace del territorio de Dorgali un verdadero paraíso para los amantes de los deportes ligados a la naturaleza.
Dorgali y La Leyenda del Monte Bardia
Esta leyenda se remonta al siglo octavo o noveno, cuando el territorio fue invadido por los sarracenos, que lo saquearon y lo llevaron a la ruina. Las costas estaban llenas de piratas y de guerreros sarracenos, y los pueblos marítimos obviamente eran los más atacados. Los habitantes de Dorgali, un gran poblado de la comarca de Nuoro, siempre tenían un grupo de hombres fuertes y valerosos en la cresta del monte Bardia , cuya finalidad era controlar los movimientos de los Sarracenos. Para bloquear la situación los sarracenos hicieron una falsa retirada. Engañados por esto, en un día de fiesta solemne los dorgaleses de la guardia bajaron al pueblo para asistir a las ceremonias sagradas. Los sarracenos desembarcaron y subieron al monte, pero mientras estaban preparándose para asaltar el pueblo se quedaron mirando temerosos. Vieron una inmensa fila de personas vestidas con extrañas vestimentas, con extraños bastones blancos en la mano, cruces, palos y banderas, desfilar por las calles de Dorgali, encaminándose hacia la montaña. En realidad era una procesión, pero a los sarracenos les pareció un ejército de soldados armados que se preparaban para perseguirlos y dispersarlos. Por ello huyeron y algunos quedaron colgados por el cabello a los árboles de la montaña, así todavía hoy se llama del Sarraceno. Esta es la leyenda de los montes de Dorgali, que da el nombre, en memoria de tal hecho, a una de las puntas mencionadas (de sa Bardia).